El final de un ciclo

Si hiciéramos caso a la teoría de ciclos de Kondratiev en estos momentos nuestra situación sería el fiel reflejo de la última fase en un ciclo, concretamente estaríamos ante el principio del fin.

El siguiente paso, para terminar de rematar la faena, sería una caída en los precios de todas la materias primas, fundamentalmente el oro, que dada la figura de vuelta que ha realizado esta semana podría empezar ya mismo.


FASE IV DE CICLO

- Cuando el mercado de bienes duraderos de consumo comienza a dar algunos síntomas de saturación, cuando las cotizaciones bursátiles están muy por encima de lo que un inversor informado y con una perspectiva a largo plazo consideraría razonable, cuando las viviendas llegan a un precio que los compradores con intención de habitarlos ya no pueden pagar... Viene el «crac». Como ya sabemos, el mantenimiento de una oleada especulativa requiere la entrada continuada de dinero «fresco» (y en cantidad creciente, debido a que se transaccionan unas cantidades casi invariables de activos y a precios cada vez mas elevados). En el momento en que ya no hay nuevos compradores y los precios comienzan a caer, se genera el pánico. Los detentores de los activos los han comprado esperando un rendimiento que ahora viene dado exclusivamente por la plusvalía que surge en venderlos a unos precios superiores (a la altura de las cotizaciones existentes en este momento, el rendimiento, por dividendos en el caso de las acciones y por alquileres en el caso de los inmuebles, da lugar a una tasa de rentabilidad irrisoria). Si los precios comienzan a caer y las plusvalías esperadas desaparecen, todo se hunde y todo el mundo intenta vender al mismo tiempo, cosa que genera una caída en vertical de las cotizaciones; y cada bajada de las cotizaciones provoca la aparición de una nueva oleada de vendedores (cada vez mas desesperados y con mas prisa para vender) y así hasta que las cotizaciones hayan bajado al punto donde ya no haya exceso de vendedores.


- La caída en vertical de las cotizaciones comporta una bajada del nivel del valor de la riqueza total de las familias, lo cual comportará una bajada de la demanda de bienes de consumo (mas fuerte como mas bienes de consumo duradero se hubiesen adquirido mediante créditos, los cuales el público esperaba cancelar con las plusvalías obtenidas en una bolsa donde la tendencia alcista hubiese continuado).

- Este descenso de la demanda será amplificada pronto por las quiebras bancarias, como consecuencia que los bancos se habían lanzado, en la fase anterior, a la concesión de créditos a las familias financiando la compra de bienes de consumo y viviendas (este fenómeno está provocado por la elevada demanda de crédito con esta finalidad y por la escasa demanda de crédito para financiar inversiones productivas, ya que la inversión, como hemos visto, crecía muy lentamente). Muchos de estos créditos concedidos antes serán ahora irrecuperables.

Si, además, estos bancos tienen otros créditos irrecuperables, como:

1. Los concedidos a países productores de materias primas, cuyos precios ya hemos visto que permanecen a niveles muy bajos (ejemplo actual: la deuda exterior del tercer mundo y, mas concretamente por su volumen, la deuda exterior latinoamericana) y...
2. Los concedidos a productores nacionales de materias primas que se rigen según los precios internacionales (ejemplo actual: los créditos concedidos por la banca norteamericana los campesinos del Middle West).

Nos encontraremos entonces con una secuencia de quiebras bancarias. El resultado económico de todo esto es una brutal contracción del crédito que profundiza enormemente la depresión económica.

- Una vez desencadenada la depresión, con numerosas quiebras de empresas, ejérrcitos de trabajadores yendo hacia el paro, etc. esta es engrandecida, todavía mas, por las reacciones de los diferentes sectores socioeconómicos en el interior de cada estado, los cuales ejercen una fuerte presión sobre los gobiernos pidiendo una mayor protección aranzelaria y una devaluación de la propia moneda para conseguir, a la vez, proteger el mercado interior y conquistar nuevos mercados en el exterior. A medida que esto es un fenómeno generalizado, el resultado global de las sucesivas «guerras aranzelarias» y las continuadas «guerras devaluatorias» entre los diferentes países es una contracción del comercio internacional, el cual asegura un agravamiento adicional de la depresión económica.

En esta fase, las caídas de las cotizaciones en la bolsa son todavía importantes, pero el ritmo de descenso es muy inferior al de la fase de pánico. Los motivos fundamentales de las bajas son ahora:

1. Las casi inexistentes expectativas de beneficios en las empresas, consecuencia de la situación de profunda depresión económica.
2. La necesidad, por parte de una cierta proporción de las familias, de dinero para asegurarse un cierto nivel de supervivencia, lo cual provocará el mantenimiento, durante tota la depresión, de un continuado flujo de ventas que, de forma regular, irá llegando a la bolsa.

No hace falta decir que las mismas vicisitudes pasaran en los otros mercados activos: el precio de los sellos se hundirá enseguida en el periodo del pánico; la caída del precio del oro se verá un poco frenada por la demanda que se genera en los momentos de inestabilidad y crisis generalizada (buscando en el oro un «refugio seguro» para los ahorros). No obstante, a medida que la depresión permanecerá en el tiemo, el precio internacional del oro irá siguiendo una tendencia descendente.

Los precios de los inmuebles, después de una seria caída inicial (provocada, en parte, por la ejecución de las garantías de los créditos hipotecarios impagados), irá después bajando lentamente, en la medida que al estar también el sector de la construcción en una crisis muy fuerte, la oferta de nuevas viviendas será escasa.


- En el punto mas bajo de la depresión, el paro será tremendamente elevado; la demanda de consumo caerá practicamente hasta los límites marcados por un cierto nivel de supervivencia; la demanda de inversión será prácticamente nula, dada la enorme capacidad industrial no utilizada y las inexistentes perspectivas de beneficios; los tipos de interés nominales estarán muy bajos y, probablemente, haya deflación (bajada de precios). Mientras tanto, se irán creando las bases para una nueva oleada expansiva:

1. Los centros de investigación no paran de encontrar descubrimientos que permitirán, quizá una década mas tarde, la aparición de nuevos artículos de consumo y de nuevos procesos productivos abaratadores de costes.
2. Las enormes tensiones sociales dentro de cada país pueden llevar a la polarización de la sociedad, situación que puede acabar llevando al poder a gobiernos fuertemente extremistas, con la característica general de intentar encontrar la solución de la crisis interior en el exterior. La guerra estará en camino y con ella el inicio de un nuevo ciclo.

Ver el árticulo completo en:


http://bardina.org/cicles01.htm